sábado, 7 de noviembre de 2009

Testimonio: Carl Sagan hablando sobre el Cannabis.

Muchos conocemos a Carl Sagan como uno de los grandes pensadores de la segunda mitad del S.XX, recordamos con romanticismo el haber visto -o leído en el mejor caso- su COSMOS, un documental de astronomía magistralmente condensado, o su Punto azúl pálido donde puso en perspectiva el futuro entero de la humanidad en esta nuestra cuna llamada tierra (donde no podemos vivir para siempre).


Hoy mostramos un lado menos conocido de Sagan, uno de sus hábitos como adulto era usar Cannabis (Marihuana) con regularidad, tanto así que colaboró con un ensayo para la publicación Marihuana Reconsidered (1971) bajo el seudónimo Mr. X donde compartía el significado y efectos de esta sustancia en su experiencia. Traducimos el ensayo para ustedes.


De nuevo y más que nunca queremos aclarar que el presente relato no presenta una apología al consumo de sustancias ilegales, sino un testimonio del papel que jugaron estas sustancias en la vida de una persona en particular y del potencial que toca a los investigadores descubrir y canalizar. Mostramos este relato en el espacio de Psico Activos primero para equilibrar la balanza de argumentos sobre el cannabis y segundo -como estamos seguro que servirá- como somera guía sobre los efectos tangibles del uso de cannabis y quizá sobre el porqué la gente lo utiliza.


Lea bajo su propia discresión.









Mr. X


Por Carl Sagan


Todo comenzó hace unos diez años. Había alcanzado un periodo considerablemente más relajado en mi vida -una época cuando sentía que había más en la vida que ciencia, una época de despetar de mi conciencia social y buen humor, una época cuando estaba abierto a nuevas experiencias. Había hecho amistad con un grupo de personas que fumaban cannabis, irregularmente, pero con evidente placer. Inicialmente estaba rehacio a tomar parte, pero la parente euforia que producía el cannabis y el hecho que no existía adicción fisiológica a la planta eventualmente me persuadieron de probarla. Mi experiencia inicial fue totalmente decepcionante; no hubo ningún efecto, y comencé a elaborar hipotesis sobre el cannabis siendo un placebo que funcionaba por expectación e hiperventilación en vez de química. Luego de quizá cinco o seis intentos fallidos, de alguna forma, ocurrió. Estaba acostado en el cuarto de un amigo examinando perezosamente el patrón de sombras en el techo proyectadas por una planta enmacetada (¡No Cannabis!). De repente me di cuenta que estaba examinando un Volkswagen miniatura intrincadamente detallado, delineado distintivamente por las sombras. Era muy escéptico a esta percepción e intentaba encontrar inconsistencias entre los Volkswagens y lo que veía en el techo. Pero todo estaba ahí, desde los rines, la placa, el cromo e incluso la pequeña manilla que se usa para abrir el capó. Cuando cerré los ojos, me sorprendí de encontrar una película proyectada en el interior de mis párpados. Flash... una simple escena rural con una casita roja, cielo azul, nubes blancas, camino amarillo serpenteando sobre colinas verdes hacia el horizonte... Flash... misma escena, casa naranja, cielo marrón, nubes rojas, camino amarillo, campos violeta... Flash... Flash... Flash. Los Flashes se sucedían a ritmo de latidos de corazón. Cada flash traía la misma escena simple a la vista, pero cada vez con un set distinto de colores... gamas exquisitamente profundas e increíblemente armoniosas en su yuxtaposición. Desde entonces he fumado ocasionalmente y lo he disfrutado completamente. Amplifica sensibilidades torpes y produce lo que para mí son efectos aún más interesantes, como explicaré en la brevedad.


Puedo recordar otra experiencia visual con cannabis, en la que veía la llama de una vela y descubría en el corazón de la llama, parado con indiferencia magnífica, al caballero español que aparece en la etiqueta de la botella de jerez Sandeman. Mirar el fuego fumado, por cierto, especialmente a través de uno de esos caleidoscopios, es una experiencia extraordinariamente hermosa y sensibilizadora.


Quiero explicar que nunca pensé que estas cosas "realmente" estaban ahí. Sabía que no había ningún Volkswagen en el techo ni ningún hombre Sandeman en la llama. No siento ninguna contradicción en estas experiencias. Existe una parte de mí haciendo, creando estas percepciones que en la vida común serían extrañas; existe también otra parte de mí que es un observador. Una mitad del placer viene de la parte-observador apreciando el trabajo de la parte-creador. Sonrío, o a veces incluso me río de las escenas en el interior de mis párpados. En este sentido, supongo que el cannabis es psicotomimético, pero no encuentro nada del pánico o el terror que acompañan algunas psicosis. Esto posiblemente sea porque estoy consciente de que es mi propio viaje, y que puedo bajarme rapidamente cuando quiera.


Mientras que mis primeras percepciones fueron todas visuales, y curiosamente sin imágenes de seres humanos, esto ha cambiado con el paso de los años. Encuentro que hoy en día un solo porro es suficiente para elevarme. He probado cuándo estoy fumado cerrando mis ojos y buscando los flashes, vienen mucho antes de que haya alguna alteración visual u otras percepciones. Podría conjeturar que este es un problema de señal y ruido, el nivel de ruido visual siendo muy bajo con los ojos cerrados. Otro aspecto de información-teórico interesante - al menos en mis imágenes de flash- es la presencia de caricaturas: solo siluetas de figuras, caricaturas, no fotografías, creo que es simplemente un fenómeno de compresión de la información; sería imposible campturar el contenido total de una imagen con la información contenida en una fotografía ordinaria, digamos 10^8 bits, en la fracción de segundo que un flash ocupa. Y la experiencia de flash está diseñada, si puedo usar esa palabra, para una apreciación instantánea. El artista y espectador son uno. Esto no quiere decir que las imágenes no son maravillosamente detalladas y complejas. Recientemente tuve una imagen en la que dos personas estaban hablando y las palabras que decían se formaban y desaparecían en amarillo sobre sus cabezas, a una frase por latido de corazón. De esta manera era posible seguir la conversación. Al mismo tiempo una palabra ocasional aparecía en letras rojas entre las amarillas sobre sus cabezas, perfectamente en contexto con la conversación; pero si uno recordaba estas palabras rojas, enunciaban otro set de frases distintas, penetrantemente críticos de la conversación. La imagen completa que he esbozado aquí, con la que diría al menos 100 palabras amarillas y algo como 10 palabras rojas, ocurrieron en poco menos de un minuto.


La experiencia con cannabis ha mejorado grandemente mi apreciación por el arte, un tópico el cual no había apreciado mucho anteriormente. El entendimiento del intento del artista que puedo conseguir estando fumado a veces continúa cuando estoy sobrio. Esta es una de muchas fronteras que el cannabis me ha ayudado a traspasar. También han habido algunas introspecciones relacionadas con el arte - no sé si fueron verdaderas o falsas pero fueron divertidas de formular. Por ejemplo, estuve algún tiempo apreciando el trabajo del surrealista belga Yves Tanguey estando fumado. Algunos años después, salí de una larga zambullida en el Caribe y me senté exausto en una playa formada de la erosión de un arrecife de coral cercano. Al examinar largamente el mosaico de colores pasteles de coral que formaban la playa, ví delante de mí un vasto cuadro de Tanguey. Quizás Tanguey visitó una playa así en su niñez.


Una mejora muy similar ha sucedido con mi apreciación de la música gracias al cannabis. Por primera vez he sido capaz de escuchar las partes de una harmonía de tres partes por separado y la riqueza del contrapunto, desde entonces he descubierto que los músicos profesionales pueden fácilmente separar muchas partes diferentes en su cabeza simultaneamente, pero esto era primera vez para mí. De nuevo, la experiencias de aprendizaje al estar fumado se ha perdido hasta algún punto cuando estoy sobrio. El disfrute de la comida se amplifica; sabores y aromas que por alguna razón normalmente estamos muy ocupados para notar, emergen. Soy capaz de dar mi atención completa a la sensación. Una papa tendrá una tectura, un cuerpo, un sabor como el de cualquier otra papa, pero mucho más. El cannabis también mejora el disfrute del sexo -por un lado da una sensitividad exquisita, por otro pospone el orgasmo: en parte distrayendome con la profusión de imágenes pasando frente a mis ojos. La duración real del orgasmo pareciera alargarse grandemente, pero esto puede ser la usual experiencia de expansión del tiempo que viene al fumar cannabis.


No me considero una persona religiosa en el sentido usual de la palabra, pero hay un aspecto religioso en algunas notas. La sensitividad aumentada en todas las areas me da un sentimiento de comunión con mis alrededores, animados o inanimados. A veces un tipo de percepción existencial de lo absurdo viene a mí y veo con certeza espantosa las hipocresías y posturas de mí mismo y mis compañeros; otras veces hay un sentimiento distinto de lo absurdo, una conciencia juguetona. Estos dos sentidos de lo absurdo se pueden comunicar y algunas de las notas más recompensantes que he tenido han sido compartiendo y hablando de las percepciones del humor.El cannabis puede traernos una conciencia que pasamos toda la vida siendo entrenados a no ver y olvidar y a poner fuera de nuestras cabezas. Un sentido de lo que el mundo realmente es puede ser enloquecedor; el cannabis me ha traído algunos sentimientos de como es el estar loco, y de como usamos esa palabra "loco" para evitar pensar sobre cosas que son muy dolorosas para nosotros. En la unión soviética los disidentes políticos a menudo son llevados a asilos mentales. La misma clase de cosa, quizá un poco más sutil, ocurre cuando decimos: "escuchaste lo que dijo Lenny Bruce ayer? Debe estar loco". Estando fumado con cannabis he descubierto que hay alguien dentro de esas personas que llamamos locos.


Cuando estoy fumado puedo penetrar en el pasado, recordar momentos de la niñez, amigos, parientes, juguetes, calles, olores, sonidos y sabores de una era perdida. Puedo reconstruir las ocurrencias actuales en eventos de la niñez entendidos a medias en aquel momento. Muchos pero no todos mis viajes con cannabis tienen en algún lugar de ellos un simbolismo significante para mí que no intento describir aquí, un tipo de mandala estampado en la nota. Asociaciones libres con este mandala, visuales y como juegos de palabras, han producido un arreglo bastante rico de introspecciones.


Existe un mito sobre estas notas, el usuario tiene una ilusión de gran introspección, pero no sobrevive a la mañana siguiente. Estoy convencido de que es un error, y que las devastedoras introsprecciones logradas fumado son reales; el problema principal es ponerlas en una forma aceptable para el yo totalmente distinto que somos cuando estamos sobrios al día siguiente. Algunos de los esfuerzos más duros que he hecho ha sido poner tales introspecciones en cinta o en escritura. El problema es que diez o más ideas interesantes se pierden en el esfuerzo de grabar una, es sencillo entender porqué alguien puede pensar que es un desperdicio de esfuerzo pasar por todo ese problema para asentar los pensamentos, un tipo de intrusión de la ética protestante, pero como vivo casi toda mi vida sobrio hago el esfuerzo- existosamente, creo. Incidentalmente, creo que introspecciones razonablemente buenas pueden ser recordadas el día siguiente, pero sólo si algún esfuerzo ha sido hecho para asentarlas de otra manera. Si escribo la introspección o se la digo a alguien, puedo recordarla a la mañana siguiente; pero si simplemente me digo que hacer un esfuerzo para recordar, nunca lo hago.


Encuentro que la mayoría de introspección que consigo fumado son con problemas sociales, una area de conocimiento escolar muy diferente de la que soy generalmente conocido. Puedo recordar una ocasión tomando una ducha con mi esposa fumados, en la que tuve una idea del origen e invalidez del racismo en término de curvas de distribución gaussiana, era un punto obvio en un sentido pero raramente hablado. Dibujé las curvas en jabón en la pared de la ducha y fui a escribir la idea. Una idea llevó a la otra y luego de una hora de trabajo muy arduo encontré que había escrito once ensayos cortos sobre un amplio rango de tópicos sociales, políticos, filósoficos y biológicos. Por problemas de espacio no puedo entrar en detalles sobre estos ensayos, pero por todas las señales externas, como reacciones públicas y comentarios expertos parecen contener argumentos válidos. Los he usado en conferencias universitarias, discursos públicos y en mis libros.


Pero déjeme al menos intentar dar el sabor de tales instrospecciones y sus consecuencias. Una noche, fumando cannabis, estaba pensando en mi infancia con un poco de auto análisis y haciendo lo que me parecía era muy buen progreso. Luego pausé y pensé en lo extraordinario que fue que Sigmund Freud, sin asistencia de las drogas, haya sido capaz de obtener su propio importante auto-análisis. Pero luego me golpeó como un trueno que esto era mentira, que Freud había gastado la década antes de su psicoanálisis como un experimentador con (y proselitista por) la cocaína; me pareció muy aparente que las ideas psicológicas genuinas que Freud trajo al mundo fueron, al menos en parte, derivadas de su experiencia con drogas. No tengo idea de si es verdad, o si los historiadores de Freud estarían de acuerdo con esta interpretación, o aún de si esta idea ha sido publicada en el pasado, pero es una hipótesis interesante y una que pasa el primer escrutinio en el mundo de los sobrios.


Puedo recordar la noche en que me dí cuenta de repente cómo era estar loco, o noches cuando mis sentimientos o percepciones fueron de natualeza religiosa. Tuve un sentimiento bastante acertado de que estos sentimientos y percepciones, escritas casualmente, no aguantarían el escrutínio crítico usual que es común en mi vida de científico. Si encuentro en la mañana un mensaje de mí mismo la noche anterior informándome que hay un mundo alrededor de nosotros que apenas podemos percibir, o que podemos convertirnos en uno con el universo, o incluso que ciertos políticos son hombres desesperadamente asustados, puedo tender a no creer; pero cuando estoy fumado conozco este sentimiento, así que tengo una grabadora en la que me exorto a mí mismo a tomar tales ideas seriamente. Digo "escucha bien, ¡tú hijodeperra de la mañana! ¡esta vaina es real!" intendo mostrar que mi mente está funcionando claramente; recuerdo el nombre de una enamorada de la universidad de la que no pensaba hace treinta años; describo el color, tipografía y formato de un libro en otro cuarto y esas memorias pasan un escrutinio crítico en la mañana. Estoy convencido de que son niveles genuinos y válidos de percepción disponible con el cannabis (y probablemente con otras drogas) que no están, a través de los defectos de nuestra sociedad y nuestro sistema educativo, disponibles para nosotros sin tales drogas. Estas ideas aplican no solo a la auto-conciencia o metas intelectuales, sino también a las percepciones de gente real, una sentividad inmensa a las expresiones faciales, entonaciones y elección de palabras que a veces llegan a un nivel de comprensión como si dos personas estuviesen leyendose las mentes mútuamente.


El cannabis permite a los no músicos conocer un poco cómo es ser un músico, y a los no artistas a entender las dichas del arte. Pero no soy ni un artista ni un músico, ¿Qué hay sobre mi propio trabajo científico? mientras encuentro una curiosa desinclinación a pensar en mis preocupaciones profesionales fumado -las aventuras intelectuales atractivas parecen estar siempre en otras áreas- he hecho un esfuerzo conciente de pensar en algunos problemas actuales partícularmente difíciles en mi campo cuanto estoy fumado. funciona, al menos hasta un punto. Encuentro que puedo recordar, por ejemplo, un rango de hechos experimentales que parecen ser mutuamente inconsistentes. Hasta ahora, todo bien, al menos el recordar funciona. Luego trato de concebir una manera de reconciliar los datos disparatados, fui capaz de llegar a una muy bizarra posibilidad, una de las que estoy seguro nunca hubiese pensado sobrio. Escribí un paper en el que menciono esta idea. Creo que es poco probable que sea cierta, pero tiene consecuencias que son experimentalmente probables, que es el marco de una teoría aceptable.


Mencioné que en la experiencia con el cannabis hay una parte de tu mente que se mantiene un observador desapegado, que es capaz de traerte de vuelta rápidamente si es necesario. En unas pocas ocasiones he sido forzado a manejar fumado en tráfico pesado. He negociado con ello sin ninguna dificultad, aunque tuve algunos pensamientos sobre el maravilloso color rojo-cereza de los semáforos. Encuentro que luego de manejar no estoy fumado para nada. No hay flashes en el interior de mis párpados. Si estás fumado y tu hijo llama, puedes responder tan capazmente como usualmente lo haces. No recomiendo manejar cuando se fuma cannabis, pero puedo decirte por experiencia personal que ciertamente se puede hacer. Mi nota es siempre reflexiva, pacífica, intelectualemente emocionante y sociable, y nunca hay resaca, al contrario de la mayoría de las notas con alcohol. A través de los años encontré que menores cantidades de cannabis son suficientes cada vez para producir la misma nota, y en un cine recientemente me di cuenta que podía ennotarme solo al inhalar el humo de cannabis que permeaba el teatro.


Hay un muy buen aspecto de auto-valoración del cannabis. Cada calada es una dosis muy pequeña; el tiempo entre inhalar una calada y sentir sus efectos es pequeño y no hay deseo de fumar luego de que la nota está ahí. Creo que la proporción, R, del tiempo para sentir la dosis tomada al tiempo requerido para tomar una dosis excesiva es una cantidad importante. R es muy largo para el LSD (que nunca he tomado) y razonablemente corto para el cannabis. Pequeños valores de R deberian ser una medida de la seguridad de las drogas psicodélicas. Cuando el cannabis sea legalizado, espero ver esta proporción como uno de los parametros impresos en el empaque. Espero que ese momento no esté muy distante; la ilegalidad del cannabis es escandalosa, un impedimento a la utilización completa de una droga que ayuda a producir la serenidad e introspección, sensibilidad y hermandad tan desesperadamente necesitadas en este mundo cada vez más loco y peligroso.


Fuente

4 comentarios:

Anónimo 17 de noviembre de 2009, 15:35  

http://www.youtube.com/watch?v=gwJ87LEsoec

Bill Hearst. 17 de noviembre de 2009, 18:50  

Excelente link, muchas gracias :)

Anónimo 19 de noviembre de 2009, 6:34  

me alegra que guste, para mí es un honor poder compartir en este blog.

Pit Groove 23 de noviembre de 2009, 4:59  

Los felicito por su contenido y propósito. Ya era hora que la gente de venezuela sea realista y se deje de prejuicios absurdos y mal fundados. las cosas son como son. Aprovecho para invitarlos a ver mi documental sobre indigentes en caracas el cual pueden ver en mi site. al igual que en mi recien empezado blog. http://pitgroove.blogspot.com/
Nosotros en bizaria estamos pensando hacer en un futuro un docuemental sobre drogas pero ya con una producción mucho mas costosa. Podría ser muy interesante hacer una colaboración conjunta para el mismo.

Saludos mucha suerte!

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