Panorama político del control de drogas.
A manera de pre-resumen -si tal cosa existe-, exponemos nuestros argumentos a esgrimir en la actividad de este jueves 4 de marzo:
Al contrario de lo que se podría pensar, el actual status de las drogas es el resultado de siglos de intereses políticos y económicos de factores influyentes y no de investigaciones científicas o hechos médicos. Comencemos por la redacción de nuestra actual ley de sustancias psicotrópicas y estupefacientes, que en su primer artículo admite estar redactada bajo el auspicio y guía de tratados internacionales obligantes que fueron formulados en un principio como un recurso de control de grupos minoritarios en los Estados Unidos y como método cohercitivo hacia países de menores recursos; tal es el caso de la convención de la Haya sobre el opio (1911), propuesta de los Estados Unidos para controlar el uso de Opio, Coca, y cualquiera de sus derivados, esta fue ratificada solo por 7 paises de las 46 “potencias” del momento; no obstante para el final de la I guerra mundial, los Estados Unidos introdujeron el tratado de la Haya en los compromisos a ser adquiridos en el tratado de Versalles, lo que derivó en el control generalizado del Opio y de la Coca; más tarde esta misma potencia sería la “pionera” en el control de otras sustancias (alcohol, marihuana) con resultados muy similares.
Nuestra ley de control de psicotrópicos está basada en estas convenciones adquiridas en el fragor de intereses políticos (y sus subsecuentes intereses económicos) y nunca de hechos científicos verificables.
Otro aspecto poco conocido de la lucha contra las drogas, es el tema del racismo. Podemos rastrear la historia de la prohibición de cada droga y vincularla directamente con algún grupo racial, ejemplos tales como el opio (hábito de los chinos que se radicaron en los estados unidos para la contrucción de los grandes sistemas ferroviarios), la cocaína (cuyo proceso de satanización comenzó culpando a la comunidad negra de violaciones, robos y de atrocidades tales como “ser capaces de ver a un hombre blanco a los ojos”) y la marihuana (vinculada directamente a la oleada de refugiados mexicanos en estados unidos) nos dan una clara idea del pensamiento de la época; una sociedad creciente (la norteamericana) que veía “amenazados” sus intereses políticos (ni chinos, ni negros, ni mejicanos tenían derecho al voto) y más aún los económicos, tomando en cuenta que se empezó a estigmatizar a estos grupos a raíz de la gran depresión, en la que se exhortaba a mexicanos y chinos a “volver a su país” ya que estaban ocupando puestos de trabajo que bien podrían ser de dignos norteamericanos.
Bajo este escenario se crearon mitos, relacionando a los “lazy mexicans” con el consumo de marihuana, al desorden del recién creado Jazz con el demonio y su acompañado uso de marihuana y cocaína, además de propiciar mitos de promiscuidad creada por las drogas; el término “marihuana” deriva directamente del nombre Maria Juana, la supuesta esposa de Pancho Villa y de todo su pelotón. No tardaron en entrar en escena los medios de comunicación, quien haciendo eco de estos mitos culturales y la total falta de información lanzaron una dura campaña de satanización de la marihuana con películas como “reefer madness”, estas campañas ayudaron a crear el estado de ilegalización actual de tales sustancias al polarizar la opinión pública.
Es particularmente esclarecedora la historia de la ilegalización de la marihuana, tenemos que introducir aquí a la figura de William Hearst, un empresario estadounidense que era dueño, entre otras cosas, de todos los periódicos de la costa este de los Estados Unidos y quien dirigiéndolos con un marcado estilo amarillista realizó una campaña de descrédito contra el aún imperio español, que controlaba las colonias de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas; esta campaña tuvo tal éxito que derivó en la guerra anglo-española de 1899, estas eran las dimensiones de poder de este personaje inmortalizado en la película Citizen Kane.
Volvamos ahora a los años 30's, la recién creada oficina antinarcóticos estrena nuevo presidente, Harry J. Anslinger, en este momento la oficina se encarga del control de opio y cocaína. Siendo la marihuana todavía legal y el cáñamo el producto de mayor producción en los estados unidos, la matriz de opinión creada a raíz del prejuicio a los mexicanos y la oportunidad de reconocimiento profesional le sugirieron a Anslinger la idea de controlar a la marihuana como un narcótico. Poco tiempo pasó para que empezaran las redadas e investigaciones en contra de productores y fumadores por igual. Entra Hearst - quien poseía además plantaciones madereras para producir el papel de sus periódicos y veía el papel de cáñamo como competencia- lanza una agresiva campaña contra la marihuana allanando el terreno para la Ley de Impuestos de la Marihuana (1937), donde en el mismo congreso se apelaron a las historias sensacionalistas y racistas, terminando en la actual ilegalización de la marihuana.
Desde entonces poco se ha avanzado, la comprensión de estas sustancias por el público no es mucho mejor que hace setenta años y las políticas son más represivas que nunca, bajo la bandera del combate al narcotráfico se han combatido desde comunistas hasta estilos musicales; la llamada “guerra contra las drogas” despilfarra actualmente 20 mil millones de dólares anuales en “combatir” sustancias que cada vez son más populares y menos comprendidas, haciendo su uso peligroso por el mismo trato que se le da; gracias a este esquema de prohibición las drogas son más fuertes, más caras y más peligrosas de encontrar, gracias también a el actual enfoque se desarrollan nuevas drogas y nuevas maneras de drogarse y se crean efectos como el llamado “efecto puente” consecuencia de la variedad de drogas accesibles una vez se entra en el consumo ilegal.
Aún así existen iniciativas y enfoques distintos alrededor del mundo, en países como Holanda y Portugal la experiencia con la despenalización ha sido muy favorable. Estos y otros ejemplos nos plantean nuevas posibilidades de tratar ese tema y nos muestran que es posible generar soluciones y no más problemas.
Basado en: Ronald Hamowy - Tráfico y consumo de drogas. 1991. ISBN: 978-84-7209-244-0.
Está en nuestra biblioteca.
Otra Fuente.
Basado en: Ronald Hamowy - Tráfico y consumo de drogas. 1991. ISBN: 978-84-7209-244-0.
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